Cuatrocientos años después de su aparición, el Quijote, convertido en una de las cumbres de la literatura universal, es asediado desde innumerables perspectivas críticas, sin que parezca agotarse su capacidad de mostrar nuevos sentidos. Pero ¿pretendió Cervantes escribir algo más que una novela burlesca? ¿De dónde provienen las interpretaciones de la obra que han ido aposentándose en nuestro ánimo de lectores? Anthony J. Close, catedrático de la Universidad de Cambridge y el nombre más conspicuo del cervantismo actual, ha estudiado la historia de lo que denomina la "concepción romántica" de la obra, esto es, aquellas lecturas que destacan en el Quijote, por debajo de su evidente comicidad, un sentido o sentidos profundos: la novela como representación de la lucha entre el ideal y la realidad, como plasmación del espíritu de una nación, como promesa de regeneración social y política. En la forja de estas concepciones desempeñaron su papel nombres señeros de las letras europeas y españolas, como los hermanos Schlegel, Schelling, Jean Paul, Hazlitt, Coleridge, Lamb, lord Byron, Victor Hugo, Chateaubriand, Gautier, Stendhal, Flaubert, Benjumea, Menéndez y Pelayo, Unamuno, Ortega, Madariaga o Américo Castro. Crítica se honra en presentar al público español un libro que ya es un clásico del cervantismo. Para la presente edición, el profesor Close ha revisado el original de 1978 y lo ha actualizado con nuevos capítulos que llevan hasta las puertas del siglo XXI.