Las historias se escriben solas, leemos en esta novela corta. El autor «lo único» que hace es levantar acta, presentar las pruebas, redactar un informe, con más o menos pericia y fidelidad a los hechos. Los hechos están formados por recuerdos, por sueños, por lecturas, por citas, sin relación aparente entre sí, y sin embargo?
«Quisiera poder escribir una historia sencilla, un idilio, un relato de un centenar de páginas. Algo parecido a Así que usted comprenderá de Claudio Magris, ni siquiera tiene el centenar de páginas, pero qué intensidad, qué emoción. Orfeo sigue enamorado de su Eurídice. Mi relato es distinto al de Magris. Sus páginas cuentan la historia de un amor. Las mías, sin embargo, forman parte de la historia. Porque no se puede escribir mientras suceden los hechos. Lo que se escribe mientras suceden los hechos es también un hecho. Las palabras también son hechos. Y necesitamos encontrar un sentido a todo lo que nos ha sucedido.»
¿Pero quién puede decir que comprende el porqué de todo lo que le sucede?
«Ella odiaba los diminutivos. No sudaba nunca. Tenía unos pies aristocráticos.»
Una primera novela tan breve como fecunda.
«Quien ama es implacable, no deja pasar ni una.»