Cuando el lector comienza a adentrarse en estos Pensamientos impuros del novelista y ensayista Xurxo Borrazás (Carballo, 1963), cree que se encuentra ante un conjunto de textos heterogéneos en los que el autor vierte sus opiniones sobre el arte y la vida. Pero a medida que pasan las páginas y la obra comienza a entregarse, comprendemos su secreto. Los que aparecían como conocidos del autor toman el aspecto de personajes, lo que aparentemente carecía de hilo conductor adquiere sentido narrativo, y antes de llegar a la última página el autor será suplantado de su función.