Pañales y cerveza es la historia de un abuelo que va a Ikea, de sus motivos, de sus planes y de cómo su pequeña aventura acaba cambiando la vida de todos los que le rodean.
Que la historia empiece en Ikea, uno de los comercios más visitados por toda la población española, y los personajes se pasen el tiempo desempaquetando y montando muebles como en una mudanza eterna (estos últimos sí, con nombre propio en sueco, como corresponde a todos los objetos que se compran en este comercio), son el verosímil hilo conductor de todas y cada una de las pequeñas peripecias de sus anónimos personajes, escenas que, gracias a la maestría de Ángela Medina, parecen salir de nuestras propias vidas.