La historia de los discursos del trabajo encuentra en la primera mitad del siglo XIX un tiempo particularmente fecundo y sugestivo. En la Europa del capitalismo liberal clásico y de la primera revolución industrial asistimos a una verdadera eclosión de lenguajes del trabajo que destacan por su esforzado perfil analítico y retórico, por la amplitud de las diferencias que los separan, por la variedad de los aspectos laborales que exploran y por lo mucho que han aportado a la forma como se ha entendido, y todavía entendemos, el trabajo. Un nuevo relato sobre la compleja formación de los discursos modernos del trabajo en lo que puede considerarse su segundo ciclo histórico. El trabajo asalariado de los economistas clásicos post-smithianos, caracterizado por el rigor sombrío de su figura, es la incitación original de una serie de respuestas, reactivas y proactivas a la vez, que configuran nuevas propuestas caracterizadas por la modernidad de sus rasgos constitutivos y la capacidad para promover lenguajes laborales de hondo sentido y significado y, en
algunos casos, de importante repercusión social. El autor nos propone siete figuras del trabajo en las que se resume la vasta labor argumentativa y retórica llevada a cabo, en diferentes países europeos, entre la Revolución francesa y el final del ciclo revolucionario de 1848. Las siete componen un ambicioso fresco en el que resalta la fuerza y la sugestión de cada una de las figuras, así como aquellos rasgos significativos que sólo revelan las matizadas relaciones que pueden establecerse entre ellas. El trabajo transfigurado propone al lector una nueva comprensión histórica de las imágenes fundamentales del trabajo propias de la contemporaneidad tal y como surgieron en una época de intensa polémica sobre lo que acontecía con el trabajo y los trabajadores y lo que el inmediato futuro les tenía reservado.