Horace Walpole (1717-1797) ha sido uno de los hombres que más ha influido en el gusto de su época. Novelista, epistológrafo, historiador, político, anticuario y coleccionista, siempre dictaminó sobre las normas del gusto de su tiempo: inventaría la novela gótica, que, de una forma involuntariamente cómica, inaugurará el futuro cuento de terror; su extravagante casa de campo, Strawberry Hill, daría paso a lo que Kenneth Clarke llamaría el «rococó gótico»; pero también escribirá un encendido elogio sobre el paisajista William Kent, al que consideraría el fundador del jardín inglés. En este ejemplar ensayo, Walpole nos ofrece una sucinta historia del arte de hacer jardines. Sus premisas son radicalmente opuestas al jardín francés ;«pues a la naturaleza le horroriza la línea recta»; en favor de la nueva estética del jardín inglés que nace en el siglo XVIII. Enamorado de las vastas perspectivas pintorescas y de los parterres floridos, nos desvela una nueva armonía visual que llevará a cabo en su propio jardín de Strawberry Hill. Para Walpole, como para Alexander Pope, «crear un jardín es pintar un paisaje».