Pensar los «Grandes éxitos»: a menudo, no son más que una canción cualquiera, se parece a otras muchas y, además, canta sin reparo su banalidad misma.
Ahora bien, esas melodías llegan a veces a obsesionarnos, proliferan en nosotros como «gusanos del oído». Incluso llegan a convertirse en la banda sonora de nuestra vida, conmemorando tal momento pasado, tal vivencia singular. ¿Cómo pensar entonces esa conjunción paradójica, propia sin duda de los grandes éxitos, entre lo más banal y lo más singular? ¿Cómo puede el cliché musical que circula hasta la saciedad ser portador de unicidad, de un afecto sin igual?
Los grandes éxitos responden ellos mismos a estas preguntas, si prestamos oído a lo que dicen: las historias que nos cuentan muchos de ellos (Parole, parole, parole o Je suis venu te dire que je m?en vais) hablan directamente de su propio poder, de las obsesiones que suscitan. Aunque los grandes éxitos también requieren ser pensados, ser elevados a la dignidad de objetos filosóficos. Así pues, releyendo a Kierkegaard, Kant, Marx, Freud o Benjamin, intentaremos interpretar su relación con el dinero y también la prueba de la repetición que nos invitan a experimentar. Finalmente, para ver cómo articulan la psique y el mercado, retomaremos el cine. De Fritz Lang a Alain Resnais, pasando por el ineludible Hitchcock, los grandes éxitos aparecen como esa producción inaudita del capitalismo avanzado: un himno íntimo al intercambio.
P. Sz.