Tras recibir de su abuela dos entradas para la ópera y un libro, Eva aprovecha que los exámenes en la universidad ya han terminado para tomarse unos días de vacaciones. Así, además, podrá olvidar su último desengaño amoroso. Allí se reencuentra con su abuela, ambas tienen muchas cosas que contarse pues hace más de dos años que no se ven. Sin embargo no acaba de entender el interés de su abuela por asistir a la representación de dos óperas cuyos compositores, Mozart y Wagner, fueron dos favoritos del imperio nazi; Eva adivina en las conversaciones con su abuela, que ésta tiene algo muy importante que contarle.