En 1680, el monasterio de Berchtesgaden en los Alpes bávaros fue el escenario del desgraciado amor entre un joven franciscano y la hija de un verdugo. Dos siglos más tarde, Ambrose Bierce interpretó los siniestros pormenores de la leyenda hasta convertirla en su única novela y en una de las cimas de la literatura gótica.
Las imágenes labradas por Santiago Caruso, uno de los artistas plásticos más destacados del presente, se abisman en esta historia de amor prohibido, donde la culpa y la destrucción son la sustancia de su tragedia.