Todos temen al bosque salvaje, pues, según dicen, la muerte acecha detrás de cada árbol. Este mundo de troncos y ramas milenarios tolera la presencia de unas pocas aldeas y de los caminos que las unen, rodeándolas de un círculo protector. Pues más allá de sus límites viven los demonios, y al final de ese mundo se abre un abismo: la nada.
Vialla y Romaro no viven en la misma aldea. Por eso les está permitido casarse. Pero se parecen demasiado entre sí, y la superstición de los vecinos impide que la boda tenga lugar. A pesar de ello, el amor de los dos jóvenes es tan fuerte que deciden escapar al bosque salvaje, al bosque donde nadie se atreve a entrar. Y en ese bosque comenzará su pesadilla.