A los sesenta y ocho años Lope de Vega, con la experiencia de cientos de dramas y comedias a sus espaldas, escribe una auténtica y sobrecogedora tragedia. Es la demostración para el público y para sí mismo de su inmensa capacidad creadora, la culminación de una dilatada carrera que sostuvo durante casi medio siglo un teatro que fue al mismo tiempo poético y comercial. El castigo sin venganza es el testamento de un dramaturgo de excepción. Una pieza de estructura perfecta, en la que los hechos se encadenan fatalmente, en la que los personajes nos descubren la complejidad inaprensible del ser humano. A través de ellos, el lector y el espectador viven la catarsis, la emoción purificadora de lo trágico. Estamos ante un oscuro drama de honor, el de un padre que sufre el más amargo de los ultrajes; pero también ante la hermosísima historia de una pasión analizada por quien tanto sabía de ellas.