A lo largo de más de tres décadas, Luis Izquierdo ha urdido una obra poética genuina y rigurosa, deslindada de corrientes y modas, que, pese a su escasez, se cuenta entre las aportaciones más brillantes a la poesía española del último tercio del siglo xx. Ahora, en este nuevo libro, se dan cita, con un dominio pleno del oficio y a través del filtro apasionado de su inteligencia, todas sus obsesiones. No hay que volver constituye, de algún modo, un lento viaje por los escenarios de la memoria del poeta y de la literatura del siglo xx, un diálogo con Brodsky, Gabriel Ferrater o Kafka, sin olvidar, como es habitual en su obra, un saludo a artes paralelas como la pintura -Hopper o Paul Klee- o el cine, esa ventana en fuga abierta sobre el muro de la posguerra. La guerra civil o el ejercicio de la docencia conforman asimismo las líneas de identidad del libro, en cuyos poemas es decisiva la mirada que, entre el humor y la reflexión crítica, registra la fugacidad indeleble de la vida, provisional y sólo recuperable en la atención acendrada de los versos.