Cuando Claudia decidió escaparse de casa, lo planeó todo con mucho cuidado. Estaría fuera el tiempo suficiente para que sus padres aprendieran a valorarla. Viviría con todas las comodidades: nada menos que en el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York. E invitó a su hermano pequeño, Jamie, a que la acompañara, sobre todo porque era un tacaño y tenía bastantes ahorros.
Claudia era una buena organizadora y Jamie sabía manejarse con el dinero, así que enseguida supieron instalarse convenientemente. Pero, cuando se acabó la diversión de los primeros días, Claudia se encontró con dos problemas inesperados: por un lado seguía siendo la misma de siempre, y ella quería ser diferente. Y, por otro, en el museo descubrió una estatua tan bella que no podría volver con su familia hasta que averiguara quién fue su autor, misterio que traía de cabeza a los expertos.
Todo ello la llevó hasta la señora Basil E. Frankweiler, la anterior dueña de la estatua. Sin su ayuda, Claudia nunca habría encontrado la forma de volver a casa.
Con cerca de 3 millones de ejemplares vendidos, este libro se ha ganado, desde su aparición hace casi 50 años, un lugar privilegiado en el corazón de muchas generaciones de lectores, convirtiéndose en uno de los clásicos juveniles más premiado y querido de todos los tiempos. Ganador de la prestigiosa Newbery Medal, ha sido traducido a más de 20 idiomas.
"Este libro se adueñó de mi imaginación como solo un gran libro puede vivir en la cabeza de un niño... Volver a leerlo ha sido algo mucho más maravilloso de lo que recordaba". Hadley Freeman, The Guardian