La señorita Barnet llega a su nuevo destino llena de ilusión a ejercer su profesión de magisterio, pero pronto se da cuenta de que entre la burguesia de aquel su nuevo pueblo no acaba de encajar. Las ricachonas del lugar, no dejan de verla como una asaliarada que tiene que desempeñar su trabajo para subsistir, aunque en realidad tiene más cultura que aquellas damas peripuestas y engreídas. Entre la peble, tampoco encaja, ella es mucho más culta que aquella gente sencilla y no encuentra con quien relacionarse fácilmente; poco a poco va estrechando una relación , primero profesional y más tarde personal con el sacerdote, hombre este, culto maduro y atractivo que no tarda en verse atraída por él, ya uqe es con la única persona que comparte aficiones y la única que la escucha y entiende. Ambos comienzan una peligrosa aventura, se ven atrapados en una espiral de pasión, dudas e incertidumbres que llevará a la maestra sobre todo, a una oscura encrucijada donde su honor se verá manchado en aquel sencillo pueblo de calles de barro. Esta situación la empujará, llevada por los falsos puritanismos de la época, la inquisidora sociedad y la maldad de doña Macrina -la madre- a tomar una difícil y trágica decisión que la marcará para siempre.