El espíritu renovador del modernismo La revolución orgánica de zarcillos, flores y plumas Durante un fructífero período entre la década de 1880 y la Primera Guerra Mundial (1914), la cultura europea y estadounidense giró la mirada hacia la naturaleza. Con una sinfonía de líneas fluidas y formas orgánicas, el modernismo inundó la arquitectura, el diseño, la pintura, la obra gráfica, las artes aplicadas y la ilustración. El modernismo fue un movimiento deliberadamente novedoso. Dotados de un espíritu de reforma, los partidarios de este estilo quisieron desmarcarse del historicismo imitador que había caracterizado buena parte del siglo XIX y apostaron por las cualidades sinuosas y decorativas. Tomando los zarcillos de la vid, los capullos de las flores y las plumas de las aves como referencia ornamental, sus adeptos no solo buscaban la libertad lineal de las formas naturales sino también la liberación del yugo de la tradición y las expectativas artísticas. Al mismo tiempo, siguiendo el ejemplo del esteticismo inglés y de los movimientos de oficios artísticos, el modernismo rechazó las jerarquías establecidas de la práctica artística para potenciar la recuperación de la artesanía, y sintetizar las prácticas y los medios artísticos en la Gesamtkunstwerk, la obra de arte total. Esta nueva edición de TASCHEN aborda el modernismo como un amplio fenómeno histórico con rasgos locales característicos. Analiza las circunstancias artísticas, económicas y políticas más generales y la huella que dejó en centros creativos como Viena, Glasgow, Múnich, Weimar y Chicago. Sus partidarios más relevantes, como Victor Horta, Antoni Gaudí y Charles Rennie Mackintosh, se presentan en estas páginas en conexión con las ciudades donde desarrollaron la mayor parte de su actividad. El resultado es un retrato vívido de una época y un movimiento tan arraigado en nuestra imagen del fin de siècle como en la trayectoria hacia la modernidad.