La capacidad de movimiento ha intrigado desde siempre al ser humano, ya sea en referencia a sí mismo o a otros animales. Y de los tres grandes tipos de locomoción que normalmente se distinguen (terrestre, acuática y aérea), el vuelo ha sido, sin lugar a dudas, el más intrigante. El estudio de la locomoción ha tenido un desarrollo en las últimas décadas especialmente impactante gracias a las nuevas metodologías electrónicas de estudio del movimiento, aunque también han contribuido a ello los avances en fisiología muscular y en el conocimiento de los materiales biológicos. A lo largo de estas páginas veremos las diferentes adaptaciones que han permitido a los animales, en especial a los vertebrados, poder moverse sobre el suelo, en el aire y en el agua. A pesar de las diferencias entre los tres grandes tipos de locomoción, la problemática es parecida: moverse implica un sistema motor que genere fuerza y energía. A partir de ahí el proceso adaptativo, regido por la selección natural, tenderá a optimizar las soluciones.