Cronista lírico, pero no sentimental, del desamor y de la soledad, Wong Kar-wai propone con sus películas una estilizada forma estética y mental de cultivar los anhelos amorosos, de combatir la amargura provocada por la ausencia o de cauterizar el dolor de la pérdida. En su cine, auténtica " guarida de almas en pena " , el ardor romántico de sus personajes alimenta unas imágenes que generan cápsulas de memoria y fulgores de recuerdo, y que radiografían la percepción sensorial del tiempo para ofrecer resistencia a su torbellino. Cineasta de métodos inasimilables para la industria tradicional, producto inequívoco de la posmodernidad y objeto de culto cinéfilo en Occidente, su obra está llena de secretos y de hallazgos deslumbrantes que conforman una de las filmografías más personales y rigurosas de todo el cine contemporáneo.