Nanni Moretti (1953) es una de las figuras más complejas e inclasificables del cine italiano contemporáneo. Su producción está a medio camino entre las herencias de la modernidad, el documental político, el melodrama clásico y el cine-ensayo más personal. Este estudio pretende, por lo tanto, seguir el movimiento de su filmografía, sus dudas, sus conquistas, sus apuestas y la manera en la que ha explorado los límites de su propia escritura. Se trata, pues, de prescindir de las anécdotas para explorar sus estructuras, sus encuadres o su uso del montaje.
Más allá de los debates sobre su biografía o sobre sus particulares obsesiones, este es un libro que se centra en su concepción del hecho cinematográfico para intentar demostrar que, contra los tópicos que se han repetido incansablemente en los últimos años, el cine de Nanni Moretti nada tiene que ver con la exhibición narcisista de un creador desmesurado. Antes bien, la suya es una búsqueda cinematográfica vertebrada por un profundo humanismo y un indudable sentido de la responsabilidad alrededor de las representaciones audiovisuales de la muerte, el legado familiar y la dificultad de habitar en el mundo.