Agapito, como casi todo el mundo, vivía instalado en su zona de confort. Mantenía sus temores guardados cautelosamente en una sala remota del alma con la esperanza que, se mantuvieran allí hasta el final de sus días. Pero un hecho tan inesperado como inoportuno le obliga a afrontar su pasado. Un tiempo que, deliberadamente, mantenía en la zona oscura de su existencia.
Lunas de diciembre no es una novela de intriga, pero hay un misterio por descubrir. No es una trama histórica, pero refleja la sociedad en la cual vivimos. No es un argumento de amor y desencantos, pero está repleta de sentimientos. No es un relato místico, pero propone a través de una logia el sendero para alcanzar la plenitud. No es un libro de autoayuda, pero describe la superación del protagonista ante la adversidad. Y en definitiva, acabará siendo lo que el lector decida que sea.