Este libro, publicado en Casablanca en 2015, constituye un acto de atrevimiento porque sacude y desvela. Representa una forma de periodismo ciudadano comprometido con el cambio y la justicia porque no solo toca un tema incómodo, sino que da un empujón a un tabú, el silencio sobre las injusticias cometidas por muchos contra las mujeres pobres, exponiendo de manera irrefutable una realidad. Y porque entre sus líneas se lee continuamente un ¿qué hacen las autoridades?
Al igual que hicieron algunos escritores marroquíes en décadas pasadas, con la pobreza, la emigración o con la violencia política, hoy este periodismo rompe con la imagen del Marruecos exótico que se ofrece a los turistas, el Marruecos moderno que se vende a los inversores y el Marruecos encarrilado en la senda del desarrollo humano y del progreso social que se hace valer ante aliados y vecinos. Es también un llamamiento a la sociedad para que reaccione, y a las autoridades para que presten atención y actúen. Y finalmente da un espaldarazo a la valiosa labor de sindicatos, asociaciones de mujeres y defensores de los derechos humanos, heroicos militantes de la justicia social, pero que siguen siendo los eternos sospechosos.