Más allá de sus investigaciones sobre temas históricos y políticos, y en otro horizonte intelectual bien distinto, estas reflexiones, publicadas por primera vez en 1719 y preparadas desde diez años antes, constituyen la más cuidada exposición sobre la teoría de las artes hecha por Jean-Baptiste Du Bos, para quien la finalidad específica del arte es emocionar. Esta obra, muy erudita, plena de sagacidad y de espíritu crítico, es todo un ejercicio filosófico ponderado que resulta aún más valioso cuando se conoce el hecho de que el propio Du Bos jamás practicó las artes acerca de cuyos principios reflexiona. Aún así, su pensamiento estético será de una influencia considerable a lo largo del Siglo de las Luces. La caracterización de estas reflexiones como «críticas» no es casual, sino que obedece a lo más radical de su planteamiento estético.