Utilizando el formato de “cartas”, dirigidas a Meg, una joven de talento que se plantea estudiar matemáticas en la universidad y acaso dedicarse a ellas (a lo largo de esta imaginaria correspondencia vemos que esto es, efectivamente, lo que finalmente sucede), el renombrado investigador y divulgador de la matemática Ian Stewart explica en este fascinante libro lo que a él le hubiese gustado saber cuando era estudiante y luego investigador primerizo. Aborda así cuestiones que van desde las esencialmente filosóficas hasta las más prácticas. Cuestiones como qué es la matemática y por qué merece la pena practicarla y cuidarla; las relaciones entre lógica y demostración; cómo piensan los matemáticos; la relación entre matemática “pura” y “aplicada”; el papel de la belleza, y de la noción de simetría, en el pensamiento matemático; o cómo tratar con las peculiaridades de la comunidad matemática. Y todo tratado con una irresistible mezcla de sabiduría, talento y humor.
“Las matemáticas”, se lee en esta obra, “son una de las actividades humanas más vitales, pero también una de las menos apreciadas, y la menos comprendida”, y sin embargo el “mundo necesita desesperadamente las matemáticas y la contribución de los matemáticos” para solucionar algunos de los problemas más graves a los que nos enfrentamos, puesto que muchos de ellos dependen de una predicción adecuada de lo que sucederá en el futuro, y únicamente las matemáticas permiten realizar tales predicciones. Por todo esto, Cartas a una joven matemática no es sólo una obra que dará placer intelectual y estético a sus lectores, sino también un magnífico útil para encarar el futuro.