Durante mucho tiempo -y aun hoy- la Magia ha sido relacionada con la prestidigitación, el ilusionismo, alucinaciones de mentes perturbadas, trampas de aprovechadores y la más alta gama de supercherías. Gracias a la seriedad de trabajos de investigación como éste, que Eliphas Levi (1810-1875) escribe a los 45 años, la magia se convierte en arte -el de producir efectos con ausencia de causa- y materia de estudio respecto a qué leyes rigen detrás de esos fenómenos. Su célebre Historia de la Magia rastrea sus orígenes en India y Grecia a través de los simbolismos que fue dejando en cultos de iniciación, supersticiones y monumentos. La presenta a la luz de las revelaciones cristianas, la vincula con el desarrollo de la civilización y cómo ésta convive con diferentes supersticiones del demonio. Analiza la aparición de los alquimistas, francmasonería, los autores y personalidades iluminadas que fueron condenados durante los siglos XVIII y XIX y demuestra, con sobrados argumentos, hasta qué niveles las transformaciones que se producen en la materia física responden a desplazamientos energéticos ya ocurridos en otro