Publicada en 1915, y considerada una de las grandes novelas del siglo xx, El buen soldado es una obra donde se aplican de manera revolucionaria y magistral la narración en primera persona y los flashbacks cronológicamente desordenados. En la trama de El buen soldado, ambientada en la época inmediatamente anterior a la Primera Guerra Mundial y en la que se abordan el declive y la disolución de dos matrimonios amigos aparentemente perfectos –los Dowell y los Ashburnham–, tienen cabida muchas cosas y todas ellas convulsas y excesivas: ruina, mentiras, amor adúltero, escándalo, suicidio y locura. No en vano, el título original de la novela iba a ser La historia más triste, título nada gratuito, pues lo que se nos presenta no son sino las cenizas, aún calientes, que han quedado después del incendio que ha arrasado con todo. A eso que llamamos incendio, otros lo llamarían simplemente vida, una sucesión de derrotas y heridas cada vez más profundas, una devastación incontestable en mitad de los fastos y del lujo.
La excelencia de la escritura de Ford Madox Ford y el hábil uso del narrador no fiable hacen de este libro una obra maestra que merece ser leída y disfrutada con todos los honores, un texto que ha ejercido una notable influencia en escritores posteriores de gran talento, como Graham Greene, y que muchos comparan, con una intuición que nos parece de lo más acertada, con El gran Gatsby.