12 de agosto de 1827, Londres. Un cuadro. Una obra de arte cuyo creador se
obstina en concluir frenéticamente en la penumbra de su habitación. De repente algo se mueve en las sombras y una intensa oscuridad lo invade todo. Aquella sería la última creación de William Blake.
En la actualidad, Rachel es una joven con una gran inteligencia a la que desde
pequeña sus padres han enseñado a buscar y descifrar los tesoros ocultos en el arte:
pequeños mensajes y enigmas que no son visibles para la mayoría de las personas.
Junto a su amigo Andreu, Rachel tiene un programa de radio en internet donde
hablan de cosas paranormales, del más allá y de experiencias que les han pasado a
los oyentes. Será en una de esas sesiones cuando recibe un mensaje que la dejará
petrificada: “La boca se está abriendo. Encuentra la llave”.
En el momento en que Peter, su padre, muere en extrañas circunstancias, se verá
abocada a averiguar en que estaba metido. Será entonces el momento de poner en práctica todo lo aprendido en su infancia y seguir las pistas que su padre le ha ido dejando, y que la conducen hacia la obra de William Blake y sus
profecías sobre que algún día reinaría en la tierra el ángel Caído. Empieza así
una búsqueda frenética a través de diferentes países acompañada de Nick, un
antiguo amigo de la infancia, y del misterioso Albión, un chico que aparece de
forma repentina en su vida y por el que se siente atraída desde el primer día.