La esperanza, la angustia y el humor amable conviven en esta novela gráfica sobre la infancia que Omar y su hermano Hassán vivieron en un campo de refugiados de la ONU en Kenia. La vida allí es dura, pues nunca hay suficiente comida y el acceso a la atención médica es limitado, además Hassán dejó de hablar cuando salieron de Somalia por la guerra. Es entonces cuando Omar tiene la oportunidad de ir a la escuela, algo que le da a su vida una visión esperanzadora del futuro. Este libro es necesario, porque representa una mirada íntima, importante y real a la vida cotidiana de un niño refugiado.