Tradicionalmente la escatología es la disciplina que se ocupa de «las cosas últimas» o «el fin de las últimas cosas». Pero si fuera sólo esto, no merecería la pena, pues, eximiría al hombre de comprometerse con la realidad y sus problemas, además de desinteresarle por la frágil belleza que en la vida terrena existe.
El núcleo de la escatología cristiana no es en absoluto «el final», sino la nueva creación de todas las cosas; es la esperanza que recuerda la resurrección de Cristo crucificado y por ello habla de un nuevo comienzo en medio del final que supone la muerte; es la esperanza de que Dios mostrará su gloria renovando a la humanidad, a la historia y al cosmos en todas sus dimensiones.