Durante el Renacimiento, artistas e intelectuales humanistas viajaron a Italia para tomar contacto con la cultura clásica, anunciando los Grand Tour, las giras educativas por Europa que en el siglo XVIII realizarían los jóvenes aristócratas británicos. Esos itinerarios estaban reservados a los varones, por entonces las mujeres sólo podían desplazarse como acompañantes de sus maridos. En siglo XIX, cuando surge el feminismo, las mujeres ya no escribieron recluidas sino que, avanzando hacia la emancipación civil y política, comenzaron a reseñar sus viajes para apropiarse de derechos que habían sido exclusivamente de los varones. Como nos muestran las protagonistas de este libro, en cada caso las motivaciones personales enmarcan el relato.