Cuando acaba el invierno, es tiempo de sembrar. Hay mucho trabajo por hacer: Cavar, plantar, regar; y cada tarea requiere una herramienta.
Los días pasan, el tiempo cambia y tanto esfuerzo comienza a dar recompensa. Primero vienen las flores y, después, los frutos. Y así, la protagonista de esta serie puede exclamar orgullosa: «Ya sé cultivar la huerta».
Los libros, además de ofrecerles nuevas experiencias a los niños, también les ayudan a estructurar sus propias vivencias. La planta que brota de la semilla, su lento crecimiento, el surgimiento de un botón, la flor, la aparición del fruto, su maduración… son realidades cotidianas que en el breve transcurso de vida del niño aparecen aisladas entre sí.