En este estudio se desarrolla una idea que ha tenido durante mucho tiempo en mente Antonio Garrigues y que tiene precedentes en otras parcelas del Derecho ?el derecho a no ser engañados?, una idea que en los tiempos que nos ha tocado vivir cobra toda su virtualidad en un mundo lleno de incertidumbre, posverdad, y fake news y deepfakes, un mundo de extrema volatilidad al que no se le puede agregar la mentira sistemática porque si así fuera no sería posible vivir armónicamente en una organización social cada vez más compleja y nuestras opciones de supervivencia y éxito como sociedades decaería hasta límites insoportables. Las fuentes de las que provienen las mentiras modernas están íntimamente conectadas al soporte tecnológico que les da difusión, es decir, las redes electrónicas como Internet. Quizá éstas han democratizado la mentira y la han puesto al alcance de cualquier ciudadano dispuesto a engañar o a dejarse engañar por la nueva red que difunde cantidades ingentes de información falsa, errónea e imprecisa de forma permanente. La política y los políticos twitean y participan activamente en este mercado informativo y de emociones donde el impacto mediático, los efectos más que los argumentos y las razones, las suposiciones y la mentira tienen un caldo de cultivo idóneo para su desarrollo. Nunca la mentira pudo llegar tan lejos y tan velozmente como las redes lo hacen posible. Pero una sociedad, cualquier sociedad que se base en la mentira para su desarrollo tiene los pies de barro, nada serio y sólido se puede edificar sobre la mentira, sobre la falsedad, salvo el error y la ignorancia que no conduce a esa sociedad más que al fracaso y al sufrimiento quedado relegada a la postración intelectual y a su desaparición en un mundo competitivo donde sólo la verdad genera riqueza y la garantía consistente del progreso y el éxito científico, social y cultural. Esta obra completa el catálogo de Thomson-Reuters Aranzadi.