La educación inclusiva no se consigue solamente propiciando que todos los alumnos, con independencia de su origen o sus capacidades, accedan a "su" escuela, la de sus hermanos, la que les corresponde en su totalidad o barrio. Claro que es un requisito para una auténtica inclusión, pero, al mismo tiempo, debemos garantizar los cambios y recursos (optimizar los existentes y proporcionar los requeridos) para que todos tengan la posibilidad de progresar y aprender en un clima de aula adecuado.