En un mundo marcado por la exuberancia de información y datos, en el que las grandes construcciones del pensamiento parecen haber agotado su capacidad comprensiva y los sistemas ontológicos han quedado atrás, al menos momentáneamente, la irrupción de una nueva fenomenología desconocida y extraordinariamente lábil reclama respuestas que las obsoletas teorías recogidas en los Tratados de Ideas tradicionales son incapaces de suministrar. La muerte de la definición filosófica de la política -anunciada por Laslett en 1956- ha dejado paso a otros modos de estudio del pensamiento que sitúan su énfasis en el análisis del lenguaje político estructurado en forma de discursos enfrentados y entienden la Historia como fuente de orientación de un presente que no se conforma ya desde el ineluctable futuro que antes de 1989 exhibían los intelectuales comprometidos.
Richard Whatmore explica en este libro, cómo se ha gestado y en qué consiste la labor de scholars como Pocock o Koselleck, que desde diferentes enfoques coinciden en recuperar la dimensión intelectual de las categorías democráticas, en un afán que, lejos de limitarse a lo historiográfico, aspira a ofrecer significaciones a un Tiempo en que lo constitucional se muestra escaso de herramientas para afrontar los desafíos que continuamente le opone una realidad enfurecida.