El debate sobre la prostitución está mediáticamente copado por posturas simplistas y criminalizantes que, desde un punto de vista moralista, puritano y excluyente, niegan la palabra a las trabajadoras sexuales y, por lo tanto, impiden cualquier debate que atienda a las complejidades materiales y sociales que atraviesan esta cuestión. En este contexto, este libro resulta doblemente necesario. Justificaría su valor el que lo hayan escrito trabajadoras sexuales y que se base en la labor militante y en la experiencia de los colectivos de trabajadoras sexuales de todo el mundo. Pero su mayor virtud reside en que nunca pierde de vista el eje y la meta sobre la que deben articularse todas las políticas y las discusiones sobre la prostitución: las vidas, los derechos y el bienestar de las personas que se dedican al trabajo sexual. En este sentido, hablar desde la defensa de la vida y el bienestar de las personas que se dedican al trabajo sexual supone hablar de las realidades que conforman su existencia: sexo, trabajo, pobreza, migración, fronteras, racismo, sexismo, transfobia, así como de las consecuencias que ca