Hasta la década de 1950, ni siquiera las mentes más brillantes de la ciencia sabían cómo los genes transmitían la información esencial para la vida desde un organismo a su descendencia. Cuando el 28 de febrero de 1953 los científicos James Watson y Francis Crick irrumpieron en un pub de Cambridge para proclamar el descubrimiento de la estructura de doble hélice del ácido desoxirribonucleico —el ADN—, nada volvió a ser igual en la historia de la ciencia y de la humanidad.Watson, Crick y Maurice Wilkins ganaron el Premio Nobel de Medicina en 1962, mientras que el bestseller La doble hélice, las memorias de Watson sobre el descubrimiento, asentó un relato oficial plagado de medias verdades, injurias y prejuicios. La perfecta villana de aquel libro era la química Rosalind Franklin, quien había sido fundamental en los trabajos que condujeron al hallazgo y que sin embargo quedó relegada.El secreto de la vida es la historia de la pugna entre personalidades complejas y ambiciosas llamadas a revolucionar la biología, en un tiempo —la mediados del siglo XX— en el que los científicos eran considerados algo así como dioses, en un sistema académico consagrado al progreso, pero también elitista, misógino y antisemita.