Agazapado entre montañas, sin salida al mar, el Estado soberano que conocemos como Afganistán es un rompecabezas étnico de difícil, tal vez imposible, resolución, pero también una encrucijada geopolítica, codiciada desde el pasado más remoto por grandes imperios que trataron de domeñarla. Gran Bretaña, Rusia, la Unión Soviética y Estados Unidos son las últimas potencias que, aun contando con un amplio apoyo internacional y local, han visto a sus ejércitos desarbolarse ante la resistencia tenaz de los habitantes de esta tierra por la que ya pasaron las falanges de Alejandro Magno. A día de hoy, tres generaciones de afganos tienen la guerra como un estado natural de vida, lo que condiciona su economía, su desarrollo humano, sus relaciones sociales y culturales y la construcción de valores y pautas de comportamiento. El regreso de los talibanes en 2021 tras la marcha de las tropas norteamericanas y el colapso consiguiente de la resistencia del Ejército Nacional Afgano es, de momento, la última página de la historia compleja y terrible que José Miguel Calvillo Cisneros compendia en este libro que introduce asimismo al lector en cuestiones como el papel y la evolución del cultivo de opio, en cuya producción Afganistán ostenta el casi monopolio a nivel global, con hasta el 90 % de la producción total de heroína en algunos años del siglo XXI; la situación de las mujeres, la hegemonía y las costumbres peculiares de la etnia pastún o los condicionantes que dificultan el establecimiento de un sistema democrático tal y como se entiende en Occidente.