Martina está convencida de que los monstruos no existen, o al menos, eso cree ella, hasta que comprueba que en casa de su amigo Darío vive uno. Un monstruo que grita, da golpes, rompe cosas y tiene aterrorizados a Darío, a su hermano y a su mamá. Martina idea un plan para que Darío no tenga que continuar viviendo con el monstruo, pero las cosas no son siempre tan sencillas.