Unas canicas con las que jugaron unos menores en la puerta de una casa, un arca con indumentaria heredada, una hucha en la que se ahorró dinero, una cama en la que nació y murió un ser querido, un descansillo de una escalera en la que una vez hubo un cruce de miradas. Los objetos y los espacios de la casa encierran muchas emociones aún por descubrir y sobre ellas esta publicación plantea preguntas y propone respuestas. En este libro se estudian algunos espacios que configuraron las casas de los siglos XV y XVI, pero especialmente los ajuares que había en ellas, y no solo de personajes de la nobleza bien posicionados, sino también de la nobleza segundona y particularmente de otros grupos domésticos conformados por diferentes profesiones, como pequeños comerciantes y artesanos. No se trata de hacer listados de ajuares, sino de entender las cosas en su espacio, los objetos en la vida cotidiana. Y es esta línea la que se propone en las siguientes páginas, pero aplicando el estudio del mundo sensible, de los afectos y las emociones. En el contexto historiográfico español es prácticamente inexistente la exploración en conjunto sobre la vivienda de esa época desde el plano de la historia de las emociones. Supone todo un reto reconstruir la historia a partir de los objetos y devolverle a esa materialidad el valor emocional que una vez tuvo. Hay objetos que de repente nos evocan algo, nos producen una determinada emoción: el regalo de un ser querido, el primer juguete, el reloj heredado del abuelo, un anillo de pedida… La casa, como espacio físico, también acumula emociones. Todo ello no resta al conocimiento de los objetos muebles y de la arquitectura, sino que suma nuevas preguntas y reflexiones.