Siguiendo una antigua tradición que se remonta a Esopo y a Fedro, y que reanudaría en Francia La Fontaine, Samaniego nos lega unas fábulas que se caracterizan por su vivacidad y soltura, el buen gusto y la mesura, por la agilidad en el tono y en la rima. Los protagonistas de la mayor parte de estas narraciones en verso son los animales, diversos pero siempre perfectamente caracterizados, y, a través de ellos, se reflejan de forma satírica y humorística los vicios o costumbres humanas, con un ingenioso desenlace y una moraleja final. Más allá de las claras intenciones pedagógicas y morales, siguen plenamente vigentes las historias, esos diálogos desenfadados entre los animales donde confluyen el humor y la ironía, sin que falten momentos de lirismo y reflexiones sobre la hipocresía, la política, la guerra, el poder... y el ser humano.
Clásico permanente de lectura para cualquier edad, estas Fábulas, publicadas entre 1718 y 1784, son la producción más aclamada de Félix María de Samaniego. Divertidas, ligeras y entretenidas, resultan deliciosas aún a día de hoy.