Desde que se presentó en sociedad, a finales del siglo XVIII, la palabra tecnología se ha venido asociando con el progreso. Aunque nunca exentos de oposición por parte de grupos conservadores o afectados, los productos y servicios "derivados de la ciencia" han entrado con complacencia en los hogares y hasta en la vida privada de sus destinatarios.
Las redes y todos los equipos conectados a ellas (veintitrés mil millones en 2023) nos han esclavizado, generando una nueva sociedad. Somos seres pasivos a las órdenes de la inteligencia artificial, sin la que nada funciona, y bajo la amenaza de los Big Data y de todo tipo de ciberdelincuencia. ¿Nos hemos dormido?, ¿nos hemos dejado atrapar por las aspiraciones megalómanas de las empresas tecnológicas?, ¿tenemos solución? Si la hay, se encuentra únicamente en nuestras manos porque nadie hará nada por nosotros.