¿Qué pasa en tu cabeza cuando las emociones te invitan a comer? ¿Comienzas a cuidarte y abandonas al momento? ¿Te sientes culpable después de comer? ¿Vives con frustración el hecho de no ser capaz de mantener unos hábitos saludables? ¿Sabías que tu estado de ánimo o las dificultades en la gestión emocional influyen en las elecciones alimentarias que realizas? ¿Has pensado alguna vez en la crucial importancia de establecer una relación sana con la comida desde la infancia? Las emociones juegan un papel fundamental en las elecciones alimentarias. Cuando la comida se convierte en la única herramienta de gestión emocional, lejos de ayudarnos a resolver el problema, nos genera otro adicional. Mediante un abordaje interdisciplinar desde la psiconutrición, se pueden solventar estas dificultades de forma integral, trabajando no solo la cuestión alimentaria sino también la psicológica. De este modo, la persona puede llegar a diferenciar las causas que le llevan a comer de forma compulsiva, a conocer el impacto del estrés en lo que ingiere, a ser consciente de cómo le afecta la rigidez de las «dietas milagro» y a dis