Meister Mathis, Mathis Gru776;n de Eisenach, Mathis Godhart (o Gothardt) Nithart (o Nithardt), Matthias Gru776;newald, el pintor (y también, quizá, el ingeniero, el fabricante de jabones, el conocedor de alquimias) son algunas de las señales que han velado y velan todavía al hombre que pintó el imponente Retablo de Isenheim a principios del siglo, en una Europa diezmada por la pobreza, la guerra y la peste, en la que tronaban las revueltas de campesinos, el comercio de bulas era moneda corriente y la Reforma echaba a andar. El políptico, con sus escenas sucesivas, estaba destinado a causar el estremecimiento de los enfermos que acudían en río al hospital que los antonianos habían abierto en Isenheim: detenerse ante el cuerpo retorcido y masacrado de la Crucifixión, la música angélica de la Natividad, un san Antonio tentado y vejado, o el triunfo de la Resurrección debía propiciar la curación a sus males -las fiebres y la lepra, el fuego de san Antonio, la sífilis, la epilepsia-. Aquella primera conmoción, tras siglos de oscuridad en los que se multiplicaron los supuestos nombres del pintor y se difu