Olaf Jansen, un marino intrépido del siglo XIX, se distinguió por su insaciable sed de descubrimiento. Embarcándose en una expedición hacia las gélidas aguas del Ártico, Jansen enfrentó los desafíos despiadados de la región, donde la naturaleza se revelaba en toda su majestuosidad y crueldad. Sin embargo, lo que parecía ser solo una expedición más allá de los límites conocidos pronto se convirtió en una experiencia que desafiaría las leyes mismas de la geografía convencional, e incluso plantea la existencia de una civilización que habita en el interior de nuestro mundo. Durante sus travesías por las heladas aguas árticas, Olaf Jansen se encontró con un fenómeno desconcertante: un agujero polar que lo llevó a descubrir un pasaje secreto hacia un mundo subterráneo inimaginable. Este reino subterráneo, según las asombrosas palabras de Jansen, albergaba una civilización avanzada, paisajes exuberantes y una luz radiante que casi rivalizaba con la del sol en la superficie. El encuentro con esta tierra interior no solo desafió las creencias aceptadas sobre la geografía de nuestro planeta, sino que también planteó