Poesía e hierbas se complementan, nos dice el autor; y cada poeta, además, tiene su propio herbario sentimental. Para ello, se recolectan las plantas con sumo cuidado: como los sentimientos, han de estar completas: mejor usar siempre tijeras amorosas. En estas páginas, hay hierbas de la memoria y también del corazón; hierbas de risa e ingenio, de unas manos amorosas y de los juegos más tiernos. El autor nos desvela también el gran poder sanador de algunas hierbas remedio. Es este un viaje arrollador y sorprenderte por la frondosa exuberancia de los bosques y de nuestro propio ser.