Constance Keating ha llevado una vida de exilio interior, alejada de su familia y de Irlanda. A los cuarenta y cinco años, y después de haber dado a luz a su hija, recibe la noticia de que se está muriendo. Constance decide entonces regresar a su casa de la infancia en Ballsbridge, un próspero barrio de Dublín, para morir a su manera: no quiere luchar contra la enfermedad en un hospital, para gran consternación de su hermana Bibi, que ha aceptado cuidar del bebé.
A lo largo de este doloroso proceso, Constance repasa su vida alternando el lento declive del presente con episodios del pasado: la negativa adolescente a participar en el vaivén social de la clase media-alta, el rechazo al matrimonio, la salida del Trinity College, el traslado a Londres, sus ambiciones literarias, la relación con sus padres y el breve tiempo que pasó con Jacob, el padre de la niña.
Reconfortada por las luces del árbol de Navidad, Constance apura los días escribiendo su historia, decidida a reclamar su particular victoria frente a la muerte.