Durante la Gran Guerra, Max Nordau fue expulsado de Francia y se trasladó a Madrid. En esos años publicó este Impresiones españolas, donde nos dejaba su visión del país. Él ya había estado antes en España en varias ocasiones y la recepción de su obra literaria, como en el resto de Europa, había sido atronadora en las últimas décadas del siglo XIX. Entre sus diversas estancias dibuja una curiosa trayectoria que pasa de buscar todavía la España oriental y pintoresca «informada» por los autores románticos a notar ya ciertas imposturas en las manifestaciones tópicas de lo español (música, flamenco, religiosidad, cultura, toros…). Es un representante pionero de “turista convertido en primo”. Nordau tuvo especial predilección por reflejar sus estancias en Andalucía (Córdoba, Granada, Málaga y Sevilla) y también su visión de fenómenos como el folclore, las fiestas, los toros, la vivencia religiosa, la etnia gitana, la música popular, etc. De Madrid recoge su ambiente cultural y político y también se refleja la vida de provincias en Castilla. Singular es su visión del pueblo vasco. Por último, nos ofrece su estudio particular del alma y la psicología del pueblo español, cosa obligada por entonces en todo escritor «sociológico».